martes, 28 de enero de 2014

ASUNTOS PROPIOS V: Tendrá que servirme.

La joven administrativa tenía menos luces que un cayuco y fue gracias a ella que conseguí la plaza en ese centro. Drogué a mi madre con un buen somnífero lo suficiente para no matarla y para mantenerla más o menos despierta, babeante e ida.  El resto fue bastante fácil, un carné de familia numerosa conseguido por el yerno del doctor Carbonell , una historia triste, un par de cientos que había sacado de la cartilla de mamá y voilà una habitación doble con vistas al jardín. Nada es demasiado para mi querida herencia octogenaria.

martes, 21 de enero de 2014

ASUNTOS PROPIOS IV: El pulso de Fígaro

Así pues desaparecí de escena sorbiendo jugo de mandarina de mi hermoso bigote, que como pude comprobar mirándome en el reflejo de un escaparate, necesitaba urgentemente una puesta a punto.

viernes, 17 de enero de 2014

ASUNTOS PROPIOS III: Desde La Codosera con amor

El brazo me palpitaba como un segundo corazón, me miré en el espejo del ascensor y tenía la frente perlada de sudor, grandes ojeras y un rictus de dolor parecido al de un conejo muerto. Había sobrevivido al atentado sonámbulo de un Armenio psicópata pero casi termina conmigo una enfermera púber, se me llevaban los demonios.

martes, 14 de enero de 2014

ASUNTOS PROPIOS II: Dulces sueños y feliz amanecer

Contraté a Levon por varios motivos, pero el principal era que me amenazó de muerte si intentaba violarlo. Había sido funcionario de prisiones en su Armenia natal y había visto muchas cosas, tenía claro que no iba a permitir que otro burócrata, se refería a mí, le jodiese la existencia. Y ahora cito textualmente: “Si usted o alguno de los vecinos intenta sodomizarme, les abriré el estómago y me orinaré dentro”. Esa fue sin duda la frase que me cautivó, yo no tenía ninguna intención de sodomizar a nadie pero no podía poner la mano en el fuego por ninguno de los habitantes del edificio, así que era un riesgo que me apetecía correr.

jueves, 9 de enero de 2014

ASUNTOS PROPIOS I: Y el día aún no ha empezado...

A diferencia de los paramecios que comparten mi lugar de trabajo, ellos prefieren que les llame compañeros, yo no me siento indispensable. Conozco cual es mi tarea, y por ello soy consciente que si me ausento un día de mi puesto, la empresa no se vendrá abajo.
Mi jefe, al que tampoco llamo mi jefe sino ameba reina, por eso de que tampoco es mi compañero y tampoco lo tengo en gran consideración, opina que aunque mi tarea puede quedar pausada durante un día, no tiene por qué permitirlo,  así que me miró fijamente e intentó esbozar una sonrisa, no le salió.

martes, 7 de enero de 2014

EL CUADRO

Un hombre flaco sentado en una silla. Una habitación humilde, a su diestra una caja de madera que hace las veces de mesita de luz, con una botella de vino convertida en candelabros que sostiene una vela apagada. A la izquierda del hombre, a la derecha de la imagen, una mesa, también de madera, con una hornillo y una pava, junto a esta un mate y un saquito de hierba yerba encima de un periódico, en el extremo derecho de la mesa un gramófono. En la pared, tres fotografías el once de un equipo quizá racing o la selección, no se ve bien; Leguisamo a lomos de un caballo y la última, un retrato de Gardel, que dios sabe que cada día canta mejor.

viernes, 3 de enero de 2014

MMXIV

La maestra aparece con la mandíbula apretada, los labios convertidos en una fina línea que la atravesará las mejillas como una cicatriz. La falda plisada perfectamente planchada sin rastro re arrugas y una blusa de cuello almidonado y blanco impoluto. Se detiene frente a su mesa y coge el bolso que está preso bajo su axila para depositarlo en el extremo exterior derecho, como siempre como cada día, la rutina la mantendrá con vida. Ordena los papeles que algún pequeño diablo le habrá desordenado, adrede por supuesto, cogiendo el pliegue de folios los golpeará contra la mesa una, dos y tres veces hasta que queden perfectamente alineados.