lunes, 13 de julio de 2015

COSAS QUE ODIO DE TI

Había cosas que odiaba de él y lo acababa de conocer. Sus ojos de tritón beodo envueltos en una masa de carne grasienta y brillante ojeaban a la doña como babea el perro ante una chuleta cruda…
Empezaré por cómo nos conocimos, no es una buena historia, pero el calor que golpea Barcelona es lo mejor que me ha dado. Había terminado de escarbar en el cráneo de un cordero al horno y paseaba bajo el los rayos de Febo que atravesaban el agujero de la capa de ozono igual que lo hacen los espermatozoides con un condón barato, cuando decidí que el camino que andaba me tenía que llevar a la única terraza de bar que podría estar abierta. Un tugurio insalubre que el mismo dios había colocado bajo mi casa. Y es ahí donde estaba el personaje. Ya les advertí que la historia no era buena, no se hagan los sorprendidos.