jueves, 10 de julio de 2014

YO, CRETINO

Siempre se habla de los cretinos en segunda o tercera persona, pero jamás he escuchado o leído a un cretino hablar de él mismo. Constantemente escucho hablar a la gente diciendo que tal persona o tal otra es un cretino de tomo y lomo, pero jamás escucho a nadie decir: “En efecto, yo soy un cretino, un auténtico cretino de raza, un necio, un bobo con pedigrí”.

Pues es el momento de salir del armario, el momento de que los cretinos del mundo nos unamos y reivindiquemos nuestra condición de alelados. Sí señor, soy un cretino, ¿Qué le vamos a hacer? Soy un cretino. ¿Es que un cretino no tiene ojos? ¿Es que un cretino no tiene manos, órganos, proporciones, sentidos, afectos, pasiones? ¿Es que no se alimenta de la misma comida, herido por las mismas armas, sujeto a las mismas enfermedades, curado por los mismos medios, calentado y enfriado por el mismo verano y por el mismo invierno que alguien listo? Si nos pincháis, ¿no sangramos? Si nos hacéis cosquillas, ¿no nos reímos?, Si nos envenenáis, ¿no nos morimos? Y si nos ultrajáis, ¿no nos vengaremos?
Reivindico también la diferencia entre el cretino auténtico, el que se cayó de la cuna, el que se comía los mocos en su tierna infancia, el que se maravilla con el sinuoso vuelo de un tábano en una calurosa mañana del mes de agosto, el que se levanta para dejar sentar a una embarazada y resulta que dicha mujer no está en cinta sino que simplemente está pasada de peso, con el que es cretino por determinación por decisión propia, que utiliza un cretinismo adoptado para dañar al prójimo, el que jamás cederá su asiento a un anciano disimulando con la boca medio abierta, los labios húmedos y la lengua asomando, el que asegura que no sabía que te ibas a enfadar tanto si usaba uno de los sellos de tu carísima colección para mandar la suscripción de la revista de maquetas de coches de época, el que dice sonriendo que el bebé es idéntico al padre aun sabiendo que es fruto de la inseminación artificial y el padre que tiene en frente no ha aportado el esperma.  Quiero diferenciar entre estos dos cretinos, yo, nosotros los cretinos puros, aquellos que tenemos extirpada la maldad como extirpados tenemos algunos sentidos no somos demonios venidos de las entrañas de la tierra para gozar con vuestro sufrimiento, somos aquellos a los que antiguamente se nos llamaba tocados por un ángel. “Este es mi hijo Ramón que es mecánico, esa es mi hija Encarna que es maestra y este es mi hijo Lolo que el pobrecito fue tocado por un ángel”.
Nos encontraréis por doquier, seremos vuestros jefes, vuestros subordinados, vuestros amigos íntimos, vuestros cuñados, seremos vuestros carteros, incluso vuestros médicos o vuestros fruteros. Y tenéis que saber que siendo vuestros jefes os mandaremos tareas absurdas, siendo vuestros subordinados confundiremos órdenes sencillas, siendo vuestros amigos os arruinaremos ligues, siendo vuestros cuñados haremos chistes de mal gusto en las cenas familiares, siendo vuestros carteros confundiríamos la correspondencia, siendo vuestros médicos os diríamos que estáis pasados de peso o que tenéis los pies planos sin ni siquiera levantar la mirada del escritorio y siendo vuestros fruteros confundiríamos la acelga con espinaca.
El cretino de adopción, que es maligno, que se regodea con el mal ajeno os odia, nosotros en cambio nos consideramos de los vuestros, nada de lo que hacemos es por maldad, sino de buenos, de puro tontos, sonreíd con nosotros cuando veáis nuestra sonrisa inocentona, cuando no veías en nuestros ojos más que la nada más absoluta, cuando asome nuestra lengua en una boca mal cerrada, sonreíd con nosotros, dispersaos con nosotros.

Soy un cretino señor, soy un bobo señora, soy simple caballero, soy alelado dama, pero el comentario sobre su enorme trasero no tiene maldad, el chismorreo que disperso sobre su peluquín no es a mala fe y su hijo ciertamente parece un pequeño chimpancé, aunque su amigo y su hermana no se lo digan, yo no puedo más que decírselo, no puedo más que no mentirle y asegurar que su retoño, que su querubín parece, fíjese bien y usted también lo verá, un diminuto macaco de pelo negro.

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