martes, 9 de diciembre de 2014

CASO CERRADO


—Lo que puedo decirle sin riesgo a equivocarme, es que conozco al abogado de su mujer, sé cómo funciona su mente, he estudiado su forma de trabajar y le aseguro que éste caso está ganado.
—Pero…

—No hay peros señor, no hay nada que pueda hacer ese individuo que yo no sepa, jugamos con ventaja, andamos por delante, ¿comprende? Cualquier artimaña legal que intenté utilizar la aplacaré.
—Me cuesta mucho comprender como…
—Es muy sencillo caballero, he estudiado el caso, lo he revisado con esmero y está hecho, no hay nada donde rascar, su mujer ha perdido, por lo que a mí respecta el caso está cerrado, finiquitado, muerto, no hay nada…
—¿Y qué le ha dicho a mi mujer?
—¿Disculpe?
—¿Le ha dicho lo mismo a mi mujer?
—Podrá comprender que por motivos de confidencialidad no me permito hablar de clientes con otros clientes.
—¿Pero es mi mujer y usted también es su abogado?
—Por favor no me obligue decir lo que no quiero decir. Un cliente es un cliente y yo soy como un sacerdote.
—¿Hace lo mismo con mi mujer, no le cuenta nada de lo que hablamos?
—¿Se refiere si estando ella en mi despacho y tratándola como a una clienta y no como a la hija de mi madre le cuento lo que usted y yo hablamos?
—Si exacto y ¿Por qué hablamos de usted, somos amigos de la infancia? Cierto me casé con tu hermana pero tú y yo…
—El caso está ganado.
—Eso ya me lo has dicho…
—No me refiero que a ella lo que le digo es que el caso está ganado, estoy hablando demasiado.
—¿Qué ella ganará el caso? ¡Pero eso es lo que me dices a mí!
—Y lo hará, usted ganará.
—¿Y ella?
—Insisto, no debería estar hablando de esto con usted.
—Ahora tengo que volver a casa y mi mujer estará ahí, se lo preguntaré a ella.
—Haga usted lo que crea oportuno, pero no le recomiendo que hable con la otra parte implicada, de todas formas debemos dejarlo aquí, tengo otro cliente esperando.
—En la sala no hay nadie, sólo está mi hermano.
—Correcto, es mi cliente.
—¿Su cliente?, ¿Mi hermano?
—Le he recomendado que lo demandé por la herencia de su padre. Ha sido totalmente irregular y se debe hacer algo al respecto.
—¿Cómo?
—No se preocupe, conozco a su abogado, no tiene nada que hacer, la herencia será suya.
—Ahora no sé si está hablando conmigo o pensando en voz alta lo que le dirá a mi hermano.

—Buenas tardes.

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