martes, 25 de febrero de 2014

EL DESPIDO

―Queda usted despedido.
―¿Cómo dice?
―¿Es usted Salvador González Silvestre?
―Sí…
―Entonces es correcto, está usted despedido.

―Pero vamos a ver… ¿Quién es usted?
―Señor González mi identidad es del todo irrelevante, si me hace el favor de firmar aquí…
―Yo no firmo nada. Esto es un error.
―…González Silvestre, con domicilio en la calle Mediterráneo número dos, piso tercero, puerta seis. ¿Correcto?
―Está usted aquí.
―Entonces no es un error, la documentación es correcta, ha sido despedido, un despido procedente, debe firmar el recibí.
―¿Pero usted se da cuenta de la incongruencia?
―Caballero yo no estoy aquí para valorar la situación, no tengo una opinión personal al respecto, le informo de su despido, usted me firma el documento y yo me voy.
―Déjeme leer esto… Es correcto, la información es correcta pero yo… no… ¿Cómo se me puede despedir si yo no…?
―En el tercer párrafo le detalla los motivos del despido, si me permite… Si correcto, aquí pone, le leo: “Tras las reuniones mantenidas con el fin de determinar los objetivos y directrices… Después del análisis al que nos referimos en el párrafo anterior, hemos comprobado que su grado de implicación no ha sido el esperado… La metodología que usted ha utilizado no se ajusta a los parámetros establecidos por la normativa en vigor… etcétera, etcétera. Como verá no hay ninguna irregularidad.
―¿Parámetros?, ¿Metodología? ¿Pero de que está hablando? Oiga, esto es una broma de muy mal gusto, estoy en mi casa, usted no puede venir aquí a…
―No quería llegar  a este punto, pero la no conformidad con el despido no le eximirá de sus responsabilidades, que en este momento no son otras que aceptar la situación, de lo contrario me veré obligado a informar a su delegación.
―¿Me está amenazando?
―Las autoridades me otorgan la potestad de advertir al despedido, nunca de amenazar, le estoy advirtiendo de un hecho.
―Lo que tú quieras.
―De usted por favor, nada de familiaridades.
―¡Pero usted está loco! ¡No pueden despedirme de ningún sitio, yo no tengo trabajo, estoy parado, desempleado! ¿Entiende usted eso?
―El uno de julio de este año ha sido visto usted en una manifestación, si lo desea y si quiere alargar el trámite, puede usted solicitar las grabaciones de la policía. El catorce de agosto, fue retratado por los servicios de seguridad en la puerta de un edificio público sosteniendo una pancarta; así mismo el veinte de octubre participó, firmando el referéndum en contra del gobierno actual, que debemos recordarle es democrático.
―¿Qué…?
―Usted señor, no es un ciudadano que este país desee mantener. Por ese motivo, y usted mismo puede leerlo, ha sido despedido, de todas formas debo indicarle que la firma aunque necesaria para archivar el caso, es un trámite que puede ser obviado, comprobará usted que ya ha sido efectivo y que sus pies están desapareciendo.
―¡Dios mío! Mis pies. ¿Qué me están haciendo?
―Atienda por favor. En un plazo de cinco horas, desaparecerá. En ese tiempo puede usted hacer las reclamaciones pertinentes, incluso revisar la cláusula de su contrato que está en la intranet del ministerio y a la cual podrá acceder con su clave, si no dispone de dicha clave la puede solicitar presentando su documento nacional de identidad en la sede del ministerio, la clave le será entregada por correo certificado en los cuatro días hábiles posteriores a la petición.
―¡Mis pies cabrón, mis pies!

―Dejo constancia que el señor Salvador González Silvestre se ha negado a firmar el recibí de su despido y que por consiguiente el despido se hace efectivo según la normativa vigente. Muchas gracias, caballero.

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. a este relato/diálogo/conversación le tenías ganas hace tiempo. brillante, caballero.

    uri m :)

    (me he cargado el anterior comentario, la jortojghrafiah estaba chunga)

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