―Queda usted despedido.
―¿Cómo dice?
―¿Es usted Salvador
González Silvestre?
―Sí…
―Entonces es correcto,
está usted despedido.
―Pero vamos a ver…
¿Quién es usted?
―Señor González mi
identidad es del todo irrelevante, si me hace el favor de firmar aquí…
―Yo no firmo nada. Esto
es un error.
―…González Silvestre,
con domicilio en la calle Mediterráneo número dos, piso tercero, puerta seis.
¿Correcto?
―Está usted aquí.
―Entonces no es un
error, la documentación es correcta, ha sido despedido, un despido procedente,
debe firmar el recibí.
―¿Pero usted se da
cuenta de la incongruencia?
―Caballero yo no estoy
aquí para valorar la situación, no tengo una opinión personal al respecto, le
informo de su despido, usted me firma el documento y yo me voy.
―Déjeme leer esto… Es
correcto, la información es correcta pero yo… no… ¿Cómo se me puede despedir si
yo no…?
―En el tercer párrafo
le detalla los motivos del despido, si me permite… Si correcto, aquí pone, le
leo: “Tras las reuniones mantenidas con el fin de determinar los objetivos y
directrices… Después del análisis al que nos referimos en el párrafo anterior,
hemos comprobado que su grado de implicación no ha sido el esperado… La
metodología que usted ha utilizado no se ajusta a los parámetros establecidos
por la normativa en vigor… etcétera, etcétera. Como verá no hay ninguna
irregularidad.
―¿Parámetros?,
¿Metodología? ¿Pero de que está hablando? Oiga, esto es una broma de muy mal
gusto, estoy en mi casa, usted no puede venir aquí a…
―No quería llegar a este punto, pero la no conformidad con el
despido no le eximirá de sus responsabilidades, que en este momento no son
otras que aceptar la situación, de lo contrario me veré obligado a informar a
su delegación.
―¿Me está amenazando?
―Las autoridades me otorgan
la potestad de advertir al despedido, nunca de amenazar, le estoy advirtiendo
de un hecho.
―Lo que tú quieras.
―De usted por favor,
nada de familiaridades.
―¡Pero usted está loco!
¡No pueden despedirme de ningún sitio, yo no tengo trabajo, estoy parado,
desempleado! ¿Entiende usted eso?
―El uno de julio de
este año ha sido visto usted en una manifestación, si lo desea y si quiere
alargar el trámite, puede usted solicitar las grabaciones de la policía. El
catorce de agosto, fue retratado por los servicios de seguridad en la puerta de
un edificio público sosteniendo una pancarta; así mismo el veinte de octubre
participó, firmando el referéndum en contra del gobierno actual, que debemos
recordarle es democrático.
―¿Qué…?
―Usted señor, no es un
ciudadano que este país desee mantener. Por ese motivo, y usted mismo puede
leerlo, ha sido despedido, de todas formas debo indicarle que la firma aunque
necesaria para archivar el caso, es un trámite que puede ser obviado,
comprobará usted que ya ha sido efectivo y que sus pies están desapareciendo.
―¡Dios mío! Mis pies.
¿Qué me están haciendo?
―Atienda por favor. En
un plazo de cinco horas, desaparecerá. En ese tiempo puede usted hacer las
reclamaciones pertinentes, incluso revisar la cláusula de su contrato que está
en la intranet del ministerio y a la cual podrá acceder con su clave, si no
dispone de dicha clave la puede solicitar presentando su documento nacional de
identidad en la sede del ministerio, la clave le será entregada por correo
certificado en los cuatro días hábiles posteriores a la petición.
―¡Mis pies cabrón, mis
pies!
―Dejo constancia que el
señor Salvador González Silvestre se ha negado a firmar el recibí de su despido
y que por consiguiente el despido se hace efectivo según la normativa vigente.
Muchas gracias, caballero.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminara este relato/diálogo/conversación le tenías ganas hace tiempo. brillante, caballero.
ResponderEliminaruri m :)
(me he cargado el anterior comentario, la jortojghrafiah estaba chunga)