jueves, 10 de abril de 2014

AGUSTINA LA CACHONDA

¿Qué se puede decir en estos momentos? No hay nada más maravilloso que una erección matutina. Cuando eres un pollo lozano, levantarte por la mañana con el faro alumbrando al más allá no es más que pura rutina, un día normal, nada más. Pero cuando tienes la edad que tengo yo, cuando llegas hasta ahí, un erección es como un eclipse solar, no sucede todos los días, os lo aseguro.

Agustina…, agustina conseguía levantarme por las mañanas tieso como una estaca, sólo ella, ni las pechugonas de la tele, ni las revistas guarras de mi nieto, nada, una rozadura de las esqueléticas piernas a través del camisón y despertaba erguido y vanidoso, sólo ella.
Los presentes, quizá los más jóvenes, piensan que eso es imposible, que a nuestra edad ya no… que un par de carcamales, a los que ves pasear agarraditos por la calle dando pequeños pasos  agarrados a las barandillas, apenas podrán moverse y mucho menos pues eso, mucho menos a secas. Tengo algo que decirle al público adolescente que hoy se reúne aquí, y que se reúne muy probablemente en contra de su voluntad, he vivido cosas que vosotros nunca viviréis, por los clavos de cristo cuando estuve en Tetuán, mucho antes de que vosotros fueseis siquiera un pensamiento, yo ya estaba lustrándole las babuchas a cualquier morisca que se me ponía por delante. Así que borrad esa sonrisa socarrona de vuestras caras y llorad imaginándome a mis noventa, moviendo la cadera de titanio sobre Agustina. Mamones.
A los más maduros, a los padres de estos muchachos que hoy se masturban como chimpancés frente a pantallas de ordenador les diré otra cosa, habéis crecido casi todos en la democracia, en las libertadas, pero… perdón no quiero distraerme, hablemos de sexo, Agustina solía decirme de su sobrina, lo siento Lourdes, “Mira esa mojigata, seguro que su marido tiene que ir de putas todos los viernes, ¿Cuánto hará que no hace un viaje al sur del ombligo?”. ¡Silencio! Nada de cuchicheos, si no es verdad, defendeos en otro momento, esto no es un diálogo. A caso con vuestras libertades no luchadas, con vuestra democracia regalada ¿habéis creído que eráis hippies?, Seguro… que progres, abiertos de mente, pero ni siquiera habéis compartido vuestras mujeres y vuestros hombres con terceros, nunca habéis hecho una cama redonda o una fiesta de pijamas con champán y viagra.
Llegados a este punto sólo me quedan los de mi quinta, aquí presentes hay algunos que compartieron conmigo los encantos de Agustina, Agustina la cachonda como nos gustaba llamarla en la intimidad de la alcoba, a todos ellos les agradezco su presencia, les agradezco los buenos ratos pasados y los huesos rotos por los excesos. A los que no se atrevieron a compartir, a los que racanearon con su lascivia, les digo y seguro que Agustina aquí presente compartiría mis palabras, os podéis ir al reverendo carajo, os mandaría a tomar por culo, pero eso es placentero y no quiero vuestro disfrute.

Muchas gracias a todos por venir, ahora tomaremos una copa de champán en el bar del tanatorio y luego llevaremos el cuerpo de Agustina al cementerio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario