jueves, 26 de septiembre de 2013

BIENVENIDO PELUQUÍN DE ESPARTO

Una vez más, la imagen no deja de repetirse, nos quedamos con el traje de faralaes, las castañuelas, la paella y la sangría metidas por la donde la espalda pierde su nombre. Sonriendo como bobalicones y agitando los brazos, banderitas en mano. Los coches negros han vuelto a pasar de largo, y con la sonrisa en la cara vemos como se alejan, incrédulos manteniendo la cara de mentecatos entre la nube de polvo que dejan los americanos.

Y la verdad que no había que ser pitonisa, ni un estratega extraordinario, que estos sólo venían para que los invitásemos a unos vinos, a comer un poco de jamón y una vez saciado su apetito, por la patilla, cogen la puerta y se van.
Una suerte de Mickey Rooney con peluquín de esparto apareció de la nada, con su sequito, coches caros, con pomposidad y ostentación y se ganó en dos días a los políticos de turno. Que para no defraudar su bolsillo se les hace el culo Pepsi cola cuando aparece un millonetis con dinero para invertir. Eurovegas, un parque de atracciones para mayores, que parecía un shanadú, eso era la hostia en vinagre, si se llevaba a cabo poco menos que sacarnos de la crisis. “¿Condiciones? Las que usted quiera nuestro señor”, “¿Fumar? Evidentemente, lo de la ley antitabaco lo saco yo de un plumazo”, “¿Jornadas laborales?” Ni nombrarlo que no ve que con el del sindicato juego yo al golf… claro hombre, claro”. Hablando mal y pronto pusimos el culo, que es lo nuestro.
Pero, aguas de borraja oiga, el gachón vio el percal y cogió las de villadiego, y si te he visto no me acuerdo y ahí os quedáis con vuestra crisis. Y lo que decía con cara de zoquete saludando a la nube de polvo de sus coches o de sus jets privados o lo que sea.
Y ahora, para sorpresa de algunos, el del peluquín de esparto se reúne con sus inversores, se toman unos güisquis y a carcajada limpia les suelta: “¡Qué era broma! Que no tengo un duro muchachos.”, en lugar de duro habrá dicho penique, pero para el caso es lo mismo. Que dice mi primo que no tiene un euro suelto para invertir, y que se confirma lo que decía que ha venido a be like a bacon con nuestro jamón y nuestro fino La Ina. Lo hemos paseado por todas partes, lo hemos invitado a lo mejorcito de cada casa, le hemos ensuciado los zapatos de baba y se ha pirado. Vaya casta la nuestra, mamarrachos serviciales, segundos hasta en la picaresca, que hasta eso hemos perdido, que ni sisarle la cartera hemos podido. Que por seguir la broma hasta las toallas de los hoteles nos habrá mangado el muy.
Pero eso si todos callados, disimulando, que aquí no ha pasado nada. Y tampoco es para pasar por la piedra a nuestros electos, que hay otros muchos motivos, esto quedará como una anécdota más, un chascarrillo para comentar en el café, de lo que pudo ser y no fue. Que también hay que ver quien quería un lupanar de diecisiete mil millones de dólares, que hay tarados para todos los gustos y las mentiras que son sonadas, son culpa de dos, del que las dice y del que las cree.

Pero les digo la verdad, ya que lo han hecho, que lo han hecho tan bien, tanto que le han lamido el trasero al amigo americano, me gustaría ver a nuestros próceres ―por llamarlos de alguna forma― vestidos de flamenco en el balcón de cualquier ciudad dándonos una explicación, porque como políticos nuestros que son nos la deben y como nos la deben nos la tienen quedar

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