Dan ganas de chillar, de rasgarme las vestiduras, de
defecarme en una mano y esparcir heces por las paredes. De gritar como un mono
aullador, dar saltos y golpearme la cabeza contra el suelo, de correr hacía esa
vieja impertinente y perseguirla por el mercado, mientras a ella se le caen las
lechugas y las zanahorias del capazo y la gente nos mira atónitos, una anciana
despeinada que huye de un energúmeno corriendo a cuatro patas.
―¿¡Y a usted qué carajo le importa si yo quiero o no quiero
tener hijos?! ¡Métase en su puta vida señora! ¿Por qué no piensa mejor en
cuanto tiempo tardarán sus retoños en abandonarla en un geriátrico?
Uno tiene que aguantar impertinencias y entrometimientos de
todo hijo de vecino pero no puede saciar su curiosidad. Por su puesto no le
puedo preguntar a la vecina que asoma la cabeza en el patio de luces, ¿Qué para
cuando la menopausia? Pero ella sin cortarse ni con un cristal le pregunta a
Gal·la, ¿Qué para cuando el primero? Se me llevan los demonios oiga. Parece ser
que se da por entendido que cuando una pareja llega a una edad determinada tiene
el deber de ponerse en faena y perpetuar la especie. Y a mí eso, me repatea la
quijada.
Hay tantas razones para tener hijos como las hay para no
tenerlos, el problema es cuando uno tiene que poner a dar explicaciones de lo
que hace con su pene, su esperma, los óvulos y el útero de su señora esposa. ¿Tan
difícil no meter las narices en útero ajeno?
Las razones para tener hijos son vox populi, pues hemos sido educados para eso, crece diviértete un
poco pero sienta la cabeza, conoce una buena chica o a un buen chico, de buena familia
si puede ser, estate de novio un tiempo y luego cásate de blanco si no es pedir
demasiado, disfruta un poco del matrimonio, no demasiado y ahora a tener hijos,
no dejes demasiado tiempo entre el primero y el segundo, el tercero ya puede
venir más tarde. Edúcalos como han hecho tus padres contigo y así hasta el fin
de los días.
Evidentemente, si me irrita el saco escrotal que me
pregunten cada dos por tres si Gal·la y yo vamos o no a tener hijos no pienso
ponerme a contarles a ustedes algo que no debería interesarles. Lo que si voy a
contarles es la diferencia entre sano interés entre y puro cotilleo dañino.
En principio a nadie debería interesarle lo que sucede en la
alcoba de los demás, pero sucede muchas veces
que en algunas alcobas el único roce que hay es entre la sábana y el
camisón, y por ese motivo deben inmiscuirse en las intimidades de los demás.
Esto puede leerse de otra forma, gente que tiene tanta poca vida personal, que
su vida es tan hueca que precisa de la felicidad o de la desgracia ajena para
llenarse. Si resulta que si quieres tener hijos te aconsejarán, te dirán si
será niño o niña según la forma de la barriguita, te dirán como tienes que
dormir y lo que tienes que comer, te dirán que necesitas tal clase de ropa y lo
que le tienes que comprar a tu vástago. Por lo contrario si resulta que no
puedes tener hijos y cometes la insensatez de decirlo te darán remedios
caseros, te atormentarán con la excusa de que no sufras para que sufras y poder
consolarte, te dirán que sigas intentándolo o que no lo intentes demasiado para
no estresarte, la cuestión es que tu hagas algo para mantenerlos a ellos
entretenidos.
Siempre hay una decisión que tomar, en estos casos uno puede
zafar con respuestas ambiguas o con aplazamientos o bien puede tomar la
determinación de ofender al cotilla. Esa es la opción que a mí más me gusta,
como podían ustedes imaginar. Yo cuento lo que quiero y lo cuento como quiero,
pero de ahí a que la gente se entrometa… cualquier intromisión en mi vida
privada de una forma ordinaria puede ser susceptible de recibir una respuesta
igual de ordinaria y entrometida. Por favor no es necesario que ustedes sean
tan hostiles como yo, si lo fuesen esta sería una sociedad de mierda,
malhumorados y malcarados son tan necesarios como los escarabajos peloteros,
tienen su función en la naturaleza pero demasiados… sería insoportable. Tengo
mal carácter con los estúpidos, son azote de los entrometidos, se largan con el
rabo entre las piernas o el hocico escaldado, y encima quieren que me
reproduzca, ¿son o no unos auténticos pazguatos?
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