lunes, 2 de septiembre de 2013

¿CÓMO VAMOS DE LA MENOPAUSIA?

Dan ganas de chillar, de rasgarme las vestiduras, de defecarme en una mano y esparcir heces por las paredes. De gritar como un mono aullador, dar saltos y golpearme la cabeza contra el suelo, de correr hacía esa vieja impertinente y perseguirla por el mercado, mientras a ella se le caen las lechugas y las zanahorias del capazo y la gente nos mira atónitos, una anciana despeinada que huye de un energúmeno corriendo a cuatro patas.

―¿¡Y a usted qué carajo le importa si yo quiero o no quiero tener hijos?! ¡Métase en su puta vida señora! ¿Por qué no piensa mejor en cuanto tiempo tardarán sus retoños en abandonarla en un geriátrico?
Uno tiene que aguantar impertinencias y entrometimientos de todo hijo de vecino pero no puede saciar su curiosidad. Por su puesto no le puedo preguntar a la vecina que asoma la cabeza en el patio de luces, ¿Qué para cuando la menopausia? Pero ella sin cortarse ni con un cristal le pregunta a Gal·la, ¿Qué para cuando el primero? Se me llevan los demonios oiga. Parece ser que se da por entendido que cuando una pareja llega a una edad determinada tiene el deber de ponerse en faena y perpetuar la especie. Y a mí eso, me repatea la quijada.
Hay tantas razones para tener hijos como las hay para no tenerlos, el problema es cuando uno tiene que poner a dar explicaciones de lo que hace con su pene, su esperma, los óvulos y el útero de su señora esposa. ¿Tan difícil no meter las narices en útero ajeno?
Las razones para tener hijos son vox populi, pues hemos sido educados para eso, crece diviértete un poco pero sienta la cabeza, conoce una buena chica o a un buen chico, de buena familia si puede ser, estate de novio un tiempo y luego cásate de blanco si no es pedir demasiado, disfruta un poco del matrimonio, no demasiado y ahora a tener hijos, no dejes demasiado tiempo entre el primero y el segundo, el tercero ya puede venir más tarde. Edúcalos como han hecho tus padres contigo y así hasta el fin de los días.
Evidentemente, si me irrita el saco escrotal que me pregunten cada dos por tres si Gal·la y yo vamos o no a tener hijos no pienso ponerme a contarles a ustedes algo que no debería interesarles. Lo que si voy a contarles es la diferencia entre sano interés entre y puro cotilleo dañino.
En principio a nadie debería interesarle lo que sucede en la alcoba de los demás, pero sucede muchas veces  que en algunas alcobas el único roce que hay es entre la sábana y el camisón, y por ese motivo deben inmiscuirse en las intimidades de los demás. Esto puede leerse de otra forma, gente que tiene tanta poca vida personal, que su vida es tan hueca que precisa de la felicidad o de la desgracia ajena para llenarse. Si resulta que si quieres tener hijos te aconsejarán, te dirán si será niño o niña según la forma de la barriguita, te dirán como tienes que dormir y lo que tienes que comer, te dirán que necesitas tal clase de ropa y lo que le tienes que comprar a tu vástago. Por lo contrario si resulta que no puedes tener hijos y cometes la insensatez de decirlo te darán remedios caseros, te atormentarán con la excusa de que no sufras para que sufras y poder consolarte, te dirán que sigas intentándolo o que no lo intentes demasiado para no estresarte, la cuestión es que tu hagas algo para mantenerlos a ellos entretenidos.

Siempre hay una decisión que tomar, en estos casos uno puede zafar con respuestas ambiguas o con aplazamientos o bien puede tomar la determinación de ofender al cotilla. Esa es la opción que a mí más me gusta, como podían ustedes imaginar. Yo cuento lo que quiero y lo cuento como quiero, pero de ahí a que la gente se entrometa… cualquier intromisión en mi vida privada de una forma ordinaria puede ser susceptible de recibir una respuesta igual de ordinaria y entrometida. Por favor no es necesario que ustedes sean tan hostiles como yo, si lo fuesen esta sería una sociedad de mierda, malhumorados y malcarados son tan necesarios como los escarabajos peloteros, tienen su función en la naturaleza pero demasiados… sería insoportable. Tengo mal carácter con los estúpidos, son azote de los entrometidos, se largan con el rabo entre las piernas o el hocico escaldado, y encima quieren que me reproduzca, ¿son o no unos auténticos pazguatos? 

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