La
guerra no está ganada, pero una pequeña batalla ha sido salvada. Bruselas ha
retirado la propuesta de prohibir las aceiteras rellenables.
Sé que
es un tema superfluo y que con la que está cayendo puede parecer una estupidez,
quizá si que lo es, pero entre tema superfluo y tema superfluo nos están
ensanchando el ojal. No sé si me explico.
Dije
en el anterior escrito que nuestro representante en la unión debería haber
sacado la ya famosa navaja albaceteña y batirse en duelo a quien quisiera
prohibir nuestras aceiteras. Subido en el sofá de su escaño y empuñando el
acero defender nuestra integridad gastronómica, como se hizo en Numancia por
otros motivos. Pero lamentablemente no fue así, recordaréis todos a nuestro
excelso Miguel Arias Cañete. Ese trol (ya que asemejé a Wert con un gnomo él no
iba a ser menos) barbudo, que en otras épocas también oscuras ya era ministro
de agricultura, pesca y alimentación. Lo recordamos todos poniéndose como un
tocino, comiendo carne de vacuno para defender que nuestras vacas no estaban
locas y si lo estaban era una locura sana, una locura jovial y dicharachera.
Pues
mi primo, el trol carnívoro de antaño, se fue a Bruselas, él, su barba y su
barriga, los tres en el mismo avión y dijo que la medida que querían tomar
tendría: “un impacto positivo para el sector a corto, medio y largo plazo” y
que “es muy positivo en búsqueda de más valor añadido al sector del aceite
embotellado”. Ni un gruñido oiga, ni ese ademán de apartarse un poquito la
americana y mostrar la madera de la empuñadura, como diciendo: “Tu sigue por
ahí que saco el fierro a pasear y se arma la dios es cristo”. Nada de nada.
Tuvo
que ser el comisario europeo de agricultura y desarrollo rural, Dacian Ciolos,
también ministro de agricultura de Rumania, el que dijese que quizás la idea no
era buena del todo. Que no contaba con el apoyo necesario, pero que sin embargo
si que contaba con el sustentáculo de los países productores, entre ellos por
supuesto la amplia, vasta e indómita piel de toro. Y uno piensa: “¡Pero esta
gente es gilipollas o que coño les pasa?”.
En fin
Serafín, podremos momentáneamente, gracias al raciocinio de Ciolos seguir
mojando el pan en aceitito. Pero ojo, ahora no empecemos a chuparle el culo al
señor Dacian, que fue él mismo quien lo propuso, si bien es de sabios el
rectificar, puede cambiar de idea tan rápido como lo ha hecho ahora. Sólo es
necesario que algún otro país de la Unión Europea se una al plan y ya estamos
todos, otra vez liada.
Por
ahora lo que tenemos que hacer es aprovechar el momento. Aprovechar que se han
olvidado del tema y no remover mucho la mierda, que esta gente se distraer
fácilmente pero también recuerda con facilidad y retoma temas olvidados, así
que calladitos estamos más guapos y con los labios mojados de aceite más guapos
aún.
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