lunes, 27 de mayo de 2013

ORO LÍQUIDO II

La guerra no está ganada, pero una pequeña batalla ha sido salvada. Bruselas ha retirado la propuesta de prohibir las aceiteras rellenables.
Sé que es un tema superfluo y que con la que está cayendo puede parecer una estupidez, quizá si que lo es, pero entre tema superfluo y tema superfluo nos están ensanchando el ojal. No sé si me explico.


Dije en el anterior escrito que nuestro representante en la unión debería haber sacado la ya famosa navaja albaceteña y batirse en duelo a quien quisiera prohibir nuestras aceiteras. Subido en el sofá de su escaño y empuñando el acero defender nuestra integridad gastronómica, como se hizo en Numancia por otros motivos. Pero lamentablemente no fue así, recordaréis todos a nuestro excelso Miguel Arias Cañete. Ese trol (ya que asemejé a Wert con un gnomo él no iba a ser menos) barbudo, que en otras épocas también oscuras ya era ministro de agricultura, pesca y alimentación. Lo recordamos todos poniéndose como un tocino, comiendo carne de vacuno para defender que nuestras vacas no estaban locas y si lo estaban era una locura sana, una locura jovial y dicharachera.

Pues mi primo, el trol carnívoro de antaño, se fue a Bruselas, él, su barba y su barriga, los tres en el mismo avión y dijo que la medida que querían tomar tendría: “un impacto positivo para el sector a corto, medio y largo plazo” y que “es muy positivo en búsqueda de más valor añadido al sector del aceite embotellado”. Ni un gruñido oiga, ni ese ademán de apartarse un poquito la americana y mostrar la madera de la empuñadura, como diciendo: “Tu sigue por ahí que saco el fierro a pasear y se arma la dios es cristo”. Nada de nada.

Tuvo que ser el comisario europeo de agricultura y desarrollo rural, Dacian Ciolos, también ministro de agricultura de Rumania, el que dijese que quizás la idea no era buena del todo. Que no contaba con el apoyo necesario, pero que sin embargo si que contaba con el sustentáculo de los países productores, entre ellos por supuesto la amplia, vasta e indómita piel de toro. Y uno piensa: “¡Pero esta gente es gilipollas o que coño les pasa?”.

En fin Serafín, podremos momentáneamente, gracias al raciocinio de Ciolos seguir mojando el pan en aceitito. Pero ojo, ahora no empecemos a chuparle el culo al señor Dacian, que fue él mismo quien lo propuso, si bien es de sabios el rectificar, puede cambiar de idea tan rápido como lo ha hecho ahora. Sólo es necesario que algún otro país de la Unión Europea se una al plan y ya estamos todos, otra vez liada.


Por ahora lo que tenemos que hacer es aprovechar el momento. Aprovechar que se han olvidado del tema y no remover mucho la mierda, que esta gente se distraer fácilmente pero también recuerda con facilidad y retoma temas olvidados, así que calladitos estamos más guapos y con los labios mojados de aceite más guapos aún.

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