martes, 30 de abril de 2013

AL FONDO DEL ASCENSOR


No quisiera que la estudiante finlandesa Rebekah Rousi pensase que le estoy haciendo burla, su tesis sobre la colocación de las personas dentro de los ascensores es realmente interesante. Pero cuando leí el artículo en el que se explicaba que se dedicó a estudiar el comportamiento de la gente cuando se metía en los elevadores de la ciudad de Adelaida (Australia), pensé en la cantidad de tiempo libre que tenemos. Tiempo que empleamos en sandeces, en estudiar o analizar hechos absurdos; insisto, no quiero que Rousi entienda lo que no es, su estudio parece ser profundo e interesantísimo, por eso lo trato en mi blog.


Algunas de las conclusiones que ha sacado Rebekah Rousi han sido que: “Los hombres mayores tienden a dirigirse al fondo de la cabina del ascensor, después se sitúan los hombres más jóvenes y, a continuación, las mujeres de todas las edades”; además, asegura que: “Los hombres se miran en los espejos a sí mismos y a los demás”, en cuanto a las mujeres: “Suelen mirar las pantallas y evitar el contacto visual”. Bien, Rousi, ¿cuánto tiempo has estado haciendo eso?, ¿cuánto tiempo has sido observada por la gente de los edificios? “Oye ¿has visto a la muchacha del ascensor? Lleva todo el día ahí metida”, “¿Has subido en el ascensor?, ¿sigue allí la de la agorafobia?”, “Dicen que vino en mayo y no ha salido del ascensor desde entonces, ¡y estamos en septiembre!”.

Maldita sea, Rebekah, ¿no te das cuenta de que te han gastado una broma? Seguro que estabas en el comedor del campus y se acercó ese chico tan guapo que coincide contigo en las clases de sociología; sí, mujer, ese alto que siempre va con pantalones beis y camisa celeste, el rubio, mujer. Se acercó y te dijo: “Ei, Bekah, ¿sabes lo que sería genial? Que alguien hiciera un estudio sobre la posición de la gente en los ascensores. Pero no aquí en Finlandia, sino en Australia, eso sí sería interesante”. Y a ti, Rebekah, esa sonrisa te pudo, te cautivó. Tu madre registró tu bolso y tu habitación en busca del crack que tenías que estar consumiendo para que se te hubiese ocurrido semejante estupidez, pero no lo encontró. Hoy estás en Adelaida, tu mamá ya ha levantado el suelo de parqué de tu cuarto, en busca de droga, desesperada.

Sé que soy repetitivo, pero no quiero que Rebekah se lo tome a mal, sigue siendo interesantísimo. Yo, por mi parte, quiero ayudar a aumentar esta clase de estudios: se me han ocurrido algunos hechos sociológicos insólitos que merecerían ser estudiados. Rousi, allí donde estés, toma nota: ¿Qué conduce a cierta clase de gente a usar calcetines blancos con zapatos negros? ¿Por qué la gente hace los crucigramas de los periódicos de los bares? ¿Qué hace creer a un individuo que abriendo el grifo del cuarto de baño los demás no pensarán que está defecando? ¿Por qué me rasco los testículos metiendo la mano en el bolsillo, cuando eso lo hace aún más evidente? Todas estas cosas, Rebekah, merecen ser estudiadas y te pido encarecidamente que lo hagas; no sé por qué hasta ahora nadie ha hecho esta clase de estudios. Yo, un humilde ratón de laboratorio, te ofrezco todo lo que tengo, que es nada, para que vengas a mi casa, te instales en mi despacho y estudies, estudies mucho. El mundo te necesita, Rebekah Rousi.

1 comentario:

  1. jajajajajajajajajajajajajja

    que partida tio!! XDD

    txiki

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