viernes, 11 de octubre de 2013

EN ESTE AVIÓN DE MIERDA

Me mandan un artículo por correo electrónico, la gente hace eso, me encanta, leen algo y se dicen: “esto seguro que le gusta al muchacho” y me lo mandan.  Es una carta de una lectora a un periódico, se titula: “No quiero ser española”. Ya empezamos, me digo, o mejor ya continuamos, el temita de moda. Que todos tenemos opiniones y eso está muy bien oiga, veamos que dice la muchacha.

La joven dice ser italo argentina, hasta ahí todo normal, como mi familia y otros tantos millones de argentinos. Nació en Buenos aires, hace diez años que vive, estudia y trabaja en Catalunya, perfecto si quiere saber algo sobre inmigración argentina en España mi padre estaría encantado en darle una máster class, con más de treinta años en el gremio. Dice que no quiere ser española, que quiere ser catalana. Que no tiene pasaporte español y que sólo tendrá pasaporte cuando pueda ser exclusivamente catalana.
Bueno me crujo los dedos, se de muchas cosas y de otras muchas no tengo ni repajolera idea, pero de entre las cosas que sé es de argentinos. Los argentinos somos, digo somos por eso de la herencia genética y demás, nunca he nacido en argentina pero…, la muchacha tampoco ha nacido nunca en Italia y es italo argentina (gracias Rubianes), en fin los argentinos somos entre otras muchas cosas extraordinarios disertadores, tenemos opinión y la compartimos a la mínima oportunidad, quizá de ahí nace este blog, de ahí y de otros lugares. Decía que me crujía los dedos, y opinaré, aunque sólo sea para dar el gusto a la persona que me mandó el correo.
“No quiero tener nada que ver con un presidente con cara de pantalla de plasma, y una alcaldesa que presenta la candidatura de su ciudad a los Juegos Olímpicos sin saber idiomas.” Coincidimos, yo tampoco, pero tampoco quiero tener nada que ver con las corruptelas de los políticos catalanes, de sus desfalcos, de sus estafas, de sus recortes y aquí me tienes, aguantando el tirón.
Las sensaciones suelen ser malas decisiones, una sensación no tiene por qué ser la realidad de la situación, pero a mí me da la sensación que lo que ha hecho la joven es subirse al carro, ¿recuerdan ese carro del que hablaba en otro texto, un carro lleno de cadenas oxidadas que recorre la piel de toro? Pues creo que se ha subido a ese carro. Su texto es corto e imagino que debe tener otras muchas opiniones que no ha podido plasmar en una carta a un periódico. Le habrán dicho que en Madrid ―digo Madrid pues es la capital y siempre todos los males parecen venir de ahí― nos roban, que es de ahí donde viene la niebla. Quizá a esta muchacha nunca le han dicho que el problema de este país es la inmigración. A mí me lo han dicho, me han dicho con mucha desfachatez, sabiendo incluso que mi padre es inmigrante, “el problema de este país es que vienen de fuera a quitarnos el pan de la boca”, yo siempre respondo lo mismo, “no queremos vuestro repugnante pan soplapollas, queremos a vuestras mujeres”. Pero eso es harina de otro costal. Esas personas que dicen tamañas barbaridades, son catalanas querida amiga, nacidas, criadas y de habla catalana. ¿En serio quieres pertenecer a Catalunya?
No quiero convencerle de nada, no quiero que cambie de opinión, pero tengo algo que decir, Catalunya es tan repugnante como España, Catalunya es tan maravillosa como España.  Es evidente que no quiero formar parte de un país que maltrata a sus ciudadanos, que les roba y los engaña, pero si quiero formar parte de Cervantes, de Zorilla, de Valle Inclán, de Espriu, de Brossa y de Maragall. Podría describirle la política española, y cambiando el idioma confundiría el país, no sabría si hablo de España, Argentina, Turquía o Catalunya.

El sentimiento de independentismo no debería ser un sentimiento de rechazo, de repugnancia hacía otro pueblo, debería ser un sentimiento de raíces, de conciencia social, de tradiciones, de idioma y de cultura, de historia en definitiva. Estamos tan mezclados, tan absolutamente mezclados, ¿Qué no tendrá que ver un hijo de extremeños en Catalunya con el hijo de Vascos en Andalucía? Qué sentido tiene no querer ser de un lugar por qué un presidente no comparezca en público por ser un cobarde y una alcaldesa no hablé inglés… En fin, mi texto se alarga y el suyo es demasiado corto… no es cuestión de tamaños es cuestión de opiniones.  Opino, opino… opino quizá, que si Catalunya se independiza, nadie ha dicho lo contrario, quizá no será de la unión europea y una italo argentina tiene que irse al reverendo carajo, pues le meterán con mantequilla una ley de extranjería, digo quizá, nadie dijo lo contrario, quizá cuando echen a los argentinos erradicados en Catalunya comparte avión con mi padre y él le podrá contar, que el odio solo hace crecer el odio, que un país no son fronteras, ni políticos, ni números, ni déficit, ni la prima de riesgo, que un país, son personas, amigos y relaciones, que un país es Argentina, España y Catalunya, que un país es lo que nosotros queramos que sea, sólo que por ahora no queremos que sea nada, “Por eso piba estamos en este avión de mierda”. 

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