martes, 1 de octubre de 2013

CONSEJO CON VITAMINA C

Hay un refrán que dice: consejos vendo y para mí no tengo. Y otro relacionado: se odia más a un mal consejero que a un enemigo. Por eso me cuido mucho de dar consejos, y aún más de recibirlos de según quien. Como es del ser humano, condición sine qua non el no pensar, como hablamos con cierta ligereza sin que nuestros pensamientos pasen un filtro antes de convertirse en palabras, hay que ir con pies de plomo.

Creo que los únicos consejos que se pueden seguir, evidentemente no a pies juntillas, son los culinarios, aquellos que probablemente no van cargados de malicia o inquina, saque la carne un poco antes de la nevera antes de ponerla en la plancha, como desalar un bacalao, quite el exceso de grasa del caldo, envuelva los aguacates en papel de periódico para que maduren más rápido. En definitiva son consejos que no pueden causarte más daño que un dolor de barriga.
Pero hay consejos que vienen cargados de estupidez. Hay que diferenciar, hay consejos que vienen de personas que te quieren y aprecian pero que no tienen ningún sentido y que terminarán por hacerte daño y hay otros que proceden de personas que no te tienen en estima y que inevitablemente terminarán dañándote. Volviendo a la cocina, cuando uno va a la frutería no se queda con la primera manzana que ve, elije, rebusca en el montón y desecha las que tienen algún golpe, las que están muy verdes o las que no tienen buen aspecto, ¿por qué no hacemos lo mismo con los consejos?
Los consejos son gratuitos, no cuestan nada, salen de la boca o de cualquier otro orificio sin destilar, así nomás, a bocajarro. Sucede a menudo que el receptor no se encuentra en las mejores condiciones de meditar las palabras del emisor y las toma como ciertas. ¡Error! Por muy abatido que esté uno debe concentrarse en escuchar, en desgranar cada palabra y meditar la acción reacción.
Nadie puede ponerse en tu lugar, a excepción del que ha pasado la misma situación que tú estás pasando, y aun así cada persona digiere de forma distinta y cada carácter permite o acepta una u otra reacción. ¿De qué le servirá el mismo consejo a un persona segura de sí misma con un perfil fuerte a una dubitativa e indecisa?
Y ahora… ahora pienso, tras escribir estas líneas ¿Esto que digo, esto que escribo no es acaso un consejo? ¿No estoy recomendado no aceptar los consejos sin filtrarlo? ¿Quién les dice que este consejo que les doy no es un mal consejo? Quizá lo que deberían hacer es eliminar cualquier filtro y aceptar como válidos todos los consejos que lleguen a sus oídos, o por lo contrario hacer caso a mi consejo y cribar y elegir.
Lo sé, sirve de poco o nada, y en realidad, mi contradicción, mi eterna contradicción no hace más que reafirmar mi teoría. ¿Qué carajo sé yo de lo que les servirá a ustedes? No puede saber nada más de lo que a mí me sucede.

Sin más preámbulos ni dilaciones, daré un consejo, para no perder la tradición de la contradicción, beban ustedes mucho zumo de naranja, es rico en vitamina C. Aunque hay gente que dice que se trata de una leyenda urbana y no es tan vitamínico el león como lo pintan, de todas formas bébanlo, no tendrá vitamina C, pero es zumo y de naranja, de eso si estoy seguro.

2 comentarios:

  1. Hay una rima en una canción que escribí con un amigo que cita lo siguiente:

    Variaciones en tu vida que te hacen pecar
    Cualquier excusa suena bien a quien vas a engañar
    Deja de rallar_te, ahora va y compar_te
    Consejos vendo y para mi no tengo este es mi ar_te

    Deja de odiar_te a ti mismo, tio
    Es como tirarte de repente hacia el abismo,
    Mis motivos emotivos vengo a darte
    Te quiero ver entero piensa basta de atrapar_te

    (los guiones són para rimarlo como dios manda, pequeñas señas ;)

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  2. Por ciert, 100% deacuerdo con el texto, pero gracias a los consejos tenemos más visiones que la nuestra.
    Abrazos y a seguir así

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